Santuario Diocesano de Nuestra Señora de Guadalupe  
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Las Esculturas

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Al escultor Carlos Espino se le confió la hechura de dos esculturas de bronce, de 2.50 mts. de alto para colocarlas en el atrio del Santuario, justamente, a los lados de las graderías de la fachada. Se trata del Sr. Obispo José Ma. Cázares y Martínez, segundo obispo de esta Diócesis e iniciador de esta obra. En ningún vitral quisimos que apareciera porque deseábamos que su figura fuera más visible. 


La otra escultura, al lado norte, se refiere al Sr. Obispo José Esaúl Robles Jiménez, octavo obispo de esta Diócesis. La comunidad siente especial agradecimiento hacia él por haber logrado que este inmueble se devolviera a la Iglesia y también por haberla dedicado a la Reina de los Mexicanos, a la Virgen de Guadalupe.

En una breve estancia con Carlos Espino, el día 26 de febrero de 2001 se aprobó el trabajo definitivo, para que pudiera ser enviado a la fundidora. Ese día participaron las siguientes personas: la Hna. Ma. de la Luz Amaya, Superiora de las HPSSC, la Hna. Ma. Eugenia Macías, encargada del proceso de beatificación del Sr. Cázares, el Lic. Arturo Laris, la Sra. Martha Linares, el Ing. Carlos Vargas M, y los PP. Eugenio Belmontes y Raúl Ventura. 

Las esculturas fueron colocadas en el atrio, el día 30 de junio de 2001 y en ceremonia sencilla se bendijeron, ante la mirada de muchas personas que aprobaban ese gesto de agradecimiento.


Muy pronto fue colocada otra escultura, obra de Arturo Guevara. Ésta será de Juan Diego. Durante mucho tiempo se pensó que el lugar adecuado para ponerla sería cerca de la Virgen de Guadalupe. Pero un día, analizamos la propuesta del Sr. Obispo Carlos Suárez y tomamos la decisión de ponerla muy a la vista, muy cerca de los visitantes, en el atrio. Así aparecería Juan Diego invitando a todos a entrar al templo para encontrarnos con la rosa más hermosa que su ayate ha guardado: la imagen de la Virgen.

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