Santuario Diocesano de Nuestra Señora de Guadalupe  
santuarioguadalupano.org.mx

EL PISO:  granito natural

barrasup_gral.jpgelpiso.jpg

Inicialmente se había pensado que al llegar el momento de adquirir el piso, se buscaría poner granito natural en la parte del Presbiterio. En cambio, para el resto del templo parecía lo más viable el mármol nacional, teniendo en cuenta, especialmente, las dimensiones del recinto sagrado. De hecho, en alguna ocasión fuimos a Tlaxcala y a Puebla para ver colores, disponibilidad del material y precios.

Esa idea se dejó reposar por unos tres años. Pero un día, visitando al Obispo de León, Gto., Mons. José Guadalupe Martín-Rábago, me comentó si había visto los últimos avances del templo expiatorio de aquella ciudad. Al contestarle negativamente, él mismo nos condujo (el P. Luis Manuel Macías L., de Aguascalientes estaba también presente). La sorpresa fue muy grande al ver cómo todo había cambiado con un granito natural que se había puesto.

A partir de ese momento, la idea de poner granito en todo el templo no se apartaba de mi mente. El principal obstáculo era el precio, pues en ese entonces se manejaba en la ciudad de México y en Guadalajara, la cantidad de 200 dólares, americanos por metro.

Un buen día nos dimos cuenta de que en Torreón había una empresa, Petrox, al frente de la cual se encontraba el Sr. Héctor Cepeda que se dedicaba a fabricar piedra sintética. Nos interesaba este punto porque siempre se nos dijo que deberíamos tener mucho cuidado con los cientos de toneladas que íbamos a colocar sobre la estructura antigua, especialmente al comenzar las torres.

Nos entrevistamos con él en su oficina de la ciudad de México. En varias ocasiones él vino a conocer la obra. Desde el principio quedó entusiasmado al conocer las dimensiones de la obra. Él se ofreció a hacernos la estructura de los rosetones y nos regaló cuatro mil macetas pequeñas para que las vendiéramos y con ese dinero mandarle hacer el trabajo.


Al inicio de 1999 había en Orlando una exposición internacional de la piedra. Yo le pedí que nos buscara información sobre el granito. No lo hizo. Pero cuando regresó me dijo que él tenía un amigo de ascendencia árabe que se dedicaba a la venta de este material y que él tenía toda la información y los contactos necesarios. En junio de ese año, nos fuimos a Los Cabos a hablar con

el Sr. Oscar A. Daccarett Habib, Director General de Natural Stone.

Las cosas de Dios se llevan siempre de manera extraordinaria. Ese día, en un par de horas se habló a Los Angeles con la empresa M.S. International Inc. Nos atendió Roberto Gorostiza, quien sería nuestro agente a partir de ese momento. De allí se estableció comunicación con la India. Se discutieron los precios sobre determinados colores y quedó hecho el contrato. Se debían adquirir 3,600 mts de granito, de 60X60X2, a un precio inferior a la mitad de como se había ofrecido en México. Se trataba de comprar 12 contenedores de barco, con un peso total de 300 toneladas. Lo extraordinario de todo esto es que no se tenía un dólar al momento de hacer el contrato, no se pidió carta de crédito, no hubo nada de lo que se suele hacer en este tipo de transacciones económicas. El 8 de septiembre de 1999 llegaba el primer contenedor al puerto de Manzanillo.


¿Por qué el granito natural? Viendo este piso todas las preguntas salen sobrando. Entre los materiales para el piso, es la piedra natural más llena de luz, de color, de hermosura. Tiene una dureza extraordinaria, pues entre los elementos más resistentes, el granito ocupa el tercer lugar; es decir, no se raya, no se desgasta, no pierde su brillo. Casi no necesita mantenimiento. Se requieren millones de años para su producción. Alguien ha dicho que la mejor construcción sin un piso adecuado se echa a perder; y al revés, una construcción se levanta mucho con el piso adecuado.

¿Por qué de la India? Ya se indicó arriba que fue la mejor opción en los colores que a nosotros nos interesaban. También Brasil ofrecía buenas perspectivas. Algunos nos objetaban que no lo hubiéramos comprado en México. Pero nuestro país no es productor de granito, sí de mármol.

La forma de obtener fondos para este rubro es de todos conocida. Se ha invitado a las familias no sólo zamoranas, sino del Estado y más allá, a donar un metro de piso. De esta forma no se lastimaban las entradas de los sorteos destinadas a continuar la construcción de las torres.



La respuesta ha sido buena. Hemos recibido donativos de muchísimas familias de todas partes del país, especialmente de la región. Algunas empresas han participado también. La satisfacción ha sido grande especialmente al ver el esfuerzo de muchas personas humildes que siempre son quienes mejor responden a este tipo de colaboración. Hay muchos casos de personas que han venido dando cada ocho días veinte pesos hasta que han completado su metro, fijado en mil pesos mexicanos.

Especial mención debemos hacer a muchos compatriotas que trabajan en Estados Unidos. A través de sus familiares o directamente, ellos han estado apoyando también esta iniciativa. Incluso no faltan quienes se dedican a reunir fondos en alguna comunidad de paisanos radicados en los Estados Unidos de América.

De todos ellos queremos guardar sus nombres. Por ellos ofrecemos todos los miércoles, dos celebraciones de la Eucaristía, para tratar de corresponder al esfuerzo, al interés.